¿Podemos saber en que grado estamos convencidos de que somos almas eternas, viviendo o experimentando en los mundos materiales?
¿Tenemos acceso al conocimiento y al recuerdo de nuestro origen espiritual? ¿Cómo podemos reconocernos a nosotros mismos como almas vivientes?
“Algunos perciben a través de la meditación a la Superalma que se encuentra dentro de ellos, otros a través del cultivo de conocimiento, y aun otros a través del trabajo sin deseos fruitivos.” Bg 13.25
Cuando tomamos vida en el mundo material (manifiestos), tenemos un cuerpo pequeño que se va transformando con el tiempo, sin embargo, observamos que no dejamos de ser la entidad que somos, ni en la niñez, adultez, ni en la vejez.
“Así como en este cuerpo el alma encarnada pasa continuamente de la niñez a la juventud y luego a la vejez, de la misma manera el alma pasa a otro cuerpo en el momento de la muerte. A la persona sensata no la confunde ese cambio.” Bg 2.13
La ciencia postula, que “la materia ni se crea ni se destruye, se transforma; o sea, es eterna.
“El cuerpo material de la entidad viviente eterna, indestructible e inconmensurable, tiene un final con toda certeza…” Bg 2.18
Todo es cuestión de medida o gradación; en la medida que entendamos que mientras estamos en la vida manifestada o vida de las formas, tenemos que vivir, estamos obligados por la naturaleza misma a interaccionar, a reaccionar, y vivir también los resultados de esas interacciones y reacciones.
Cuando obtenemos la valentía de mirarnos en el otro, reconocernos en el otro, con todas sus “mundicias”, reconociendo que también nosotros hemos estado, estamos y estaremos sometidos a las mismas leyes y que quizás ahora no nos sentimos con discernimiento para no realizar tales o cuales acciones, nuestro trato hacia “el otro” es lo que va reflejando nuestro grado de comprensión, y cuan despiertos a la realidad trascendental estamos.
Según aumenta nuestra inteligencia trascendental, nuestra paz aumenta, las concepciones de la vida que vamos obteniendo así como nuestras acciones y reacciones son cada vez menos fuente de dolor y sufrimiento tanto para nosotros como para los demás; nuestra bondad, empatía etc. salen espontáneamente y es entonces que siempre tenemos en nuestra mente y conciencia que:
“Hay dos clases de seres: los falibles y los infalibles. En el mundo material toda entidad viviente es falible, y en el mundo espiritual toda entidad viviente se llama infalible.” Bg 15.16
“De la modalidad de la bondad se desarrolla el verdadero conocimiento; de la modalidad de la pasión se desarrolla la codicia; y de la modalidad de la ignorancia se desarrollan la necedad, la locura y la ilusión.” Bg 14.17
Recordemos algunas cualidades de la modalidad de la bondad:
Bg 13.8-12
- valentía
- caridad
- autocontrol
- sencillez
- purificación de la propia existencia
- no violencia
- aversión a buscarle defectos a los demás
- el perdón
- la compasión
- la modestia
- ausencia de envidia
- ausencia de ansias de honor
- la fortaleza