8.11.2018

Verdad, Fortaleza, Acción XVII

Aquel que restringe los sentidos de la acción pero cuya mente mora en los objetos de los sentidos, sin duda que se engaña a sí mismo, y se lo conoce como un farsante.” BG 3.6

Es muy difícil reconocer en nosotros la lujuria en cualquiera de sus manifestaciones; damos por hecho que nuestra dignidad puede ser severamente afectada si aceptamos en nosotros aquellas condiciones, que aunque son propias o inherentes de la vida material, son consideradas bochornosas; sin embargo, por estar apegados a estas características sin resolver, por lo que hemos venido y estamos aquí todavía, viviendo en un cuerpo físico.

Muchas veces decimos que somos un espíritu viviendo o experimentando en un cuerpo físico; pero cuando tenemos que dilucidar qué es los que decidimos experimentar, hablamos sobre aspectos que resultan agradables, placenteros a la vista y el oído de los demás, que sean aceptados por la sociedad a la que pertenecemos, mientras otros aspectos que se consideran abominables, inaceptables, los obviamos, tratamos de esconderlos, aunque vamos a tratar siempre de realizarlos, a pesar de, o de crear un frente común de conducta, o deseos ocultos.

En todas la sociedades siempre habrá grupos tratando de validar sus apetencias, sus deseos profundos; tarde o temprano las sociedades que se establecen siguiendo un principio o ley universal se degeneran, involucionando a sus aspectos más densos u obscuros, luego se regeneran evolucionando a sus aspectos mas sutiles, hacia la luz.

A mayor manifestación de lujuria, mayor es el arraigo a los mundos materiales; a menor manifestación de lujuria el ascenso es hacia los mundos espirituales. Tanto lo material como lo espiritual pertenecen al supremo.

En nuestra practica de yoga debemos desarrollar la humildad en autoevaluarnos, autoconocernos de manera justa, para entonces poder presentarnos con la dignidad de ser lo que realmente somos, siendo capaces de reconocer nuestros pensamientos y acciones de baja vibración, y entonces en el tiempo y espacio adecuados para nosotros, mediante nuestra conciencia espiritual bajo la gracia divina podamos superarlas, convirtiéndonos entonces en servidores universales, desprovistos de ambiciones que no conducen sino al dolor y sufrimiento, condenándonos a vivir en mundos correspondientes a esa vibración. 


“En la casa de mi padre, muchas moradas hay…”

“¿Cuáles son las señas de aquel cuya conciencia está absorta así en la trascendencia? ¿Cómo habla y qué lenguaje usa? ¿Cómo se sienta y cómo camina? BG 2.54

“Por sus frutos los conoceréis” ~Jesús

“La Suprema Personalidad de Dios dijo: …, se dice que un hombre se halla en estado de conciencia trascendental pura, cuando abandona todas las variedades de deseos de complacer los sentidos, deseos que surgen de la invención mental, y cuando su mente, purificada de ese modo, encuentra satisfacción únicamente en el ser.” BG 2.55

“Estos caminos brillantes y oscuros del mundo siempre ha existido. Quien así enfila hacia el primero no regresa; quien escoge el segundo regresa”.