4.14.2018

Verdad, Fortaleza, Acción IX

En la vida espiritual no vemos nada bueno ni malo, no hay percepción de dualidad. Cuando el ser toma el cuerpo niño no ve nada malo ni bueno, una vez va absorbiendo las acciones y efectos de su entorno, va adquiriendo conceptos, y despertando el recuerdo de su memoria genética (karma), ese recuerdo es estimulado desde los objetos externos (incluyendo personas con las que de alguna manera interaccionamos) así que nada ni nadie es un accidente en nuestras vidas, de ahí nos viene los afectos y aversiones.

En la medida que vayamos neutralizando esos “defectos” o “afectos” en nosotros y que “identificamos” en los demás, dejamos de ser afectados por estos "defectos" o "afectos", porque estaremos reconociendo su origen. Es de esta manera que podemos ver la única verdad que subyace en todo, tanto interna como externamente; el velo ilusorio se cae, los mitos se rompen, la dualidad es superada y todas las piezas del ajedrez de la vida quedan en su lugar (naturaleza material), ya no habrá necesidad de bondad o maldad, lo que es, simplemente es.


“La entidad viviente que se halla en el mundo material lleva de un cuerpo a otro sus diferentes concepciones de la vida, tal como el aire transporta los aromas. Así pues, ella adopta un tipo de cuerpo, y de nuevo lo deja para adoptar otro.” Bhagavad Gita 15.8

“La entidad viviente, tomando así otro cuerpo físico, obtiene un cierto tipo de oído, ojo, lengua, nariz y sentido del tacto, los cuales se agrupan alrededor de la mente. De esa manera, ella disfruta de un determinado conjunto de objetos de los sentidos.” Bhagavad Gita 15.9

Observamos entonces la importancia del conocimiento de la verdad subyacente en todo, porque los objetos y nuestras interacciones con los mundos materiales no desaparecen en el tiempo espacio. El conocimiento científico constantemente cambia según el tiempo y lugar; el conocimiento y la comprensión espiritual permanece, aun en tiempo y espacio.

"Cualquier “defecto o debilidad” que manifieste cualquier humano, es común al resto de la humanidad, ello no nos quita nuestro común origen divino. Si lo que somos o sentimos hoy es producto de lo que sentimos o hicimos ayer, entonces debemos concluir que los sentimientos y acciones pasadas fueron buenas; porque “ningún efecto puede durar mas que su causa, y ninguna causa es eterna” ~Swami Vivekananda

“Los sabios humildes, en virtud del conocimiento verdadero, ven con la misma visión a un manso y erudito brahmana, a una vaca, a un elefante, a un perro y a un come-perros [un paria].” Bhagavad Gita 5.18

“… aquel que, mediante la comparación con su propio ser, ve la verdadera igualdad de todos los seres tanto en su felicidad como en su aflicción, es un yogi perfecto.” Bhagavad Gita 6.32

“…sé un yogi.” Bhagavad Gita 6.46