“Luego, le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.” ~Marcos 8.25.
El Todo es Uno expresado en infinitas formas...
En el olvido e ignorancia “rajas y tamas”, las formas se observan densas, son clasificadas atractivas en distintos grados, según el observador. En el recuerdo “sattva”, las formas se observan sutiles. Estando en la modalidad “rajásica” o pasión, podemos experimentar en ocasiones, algunos destellos sutiles (por gracia y misericordia divina), aflorando alguna evocación o recuerdo. Pero la atracción por los objetos de los sentidos en forma de la lujuria, en sus distintas expresiones, prevalecen con mayor fuerza en nosotros.
“los sentidos son tan fuertes e impetuosos, que incluso arrastran a la fuerza la mente del hombre de buen juicio que se esfuerza por controlarlos.” ~Bhagavad Gita 2.60.
Si no controlamos la mente y los sentidos cuando nos encontramos frente a los objetos de los sentidos (personas, situaciones, etcétera; y reaccionamos sin antes ver con claridad la causa que está detrás, atraeremos consecuencias.
Yo no me les manifiesto a todos, los necios no conocen mi forma innaciente e imperecedera, porque estoy cubierto por mi potencia Yoga-Maya. ~Shrimad Bhagavad Gita 7.25.
Encontramos lo que buscamos, siguiendo siempre nuestros profundos deseos. Estos deseos pueden ser pasados pero siguen en el inconsciente (deseo kármico). Pueden ser deseos presentes en forma de la lujuria (obsesión compulsión), capricho, tener ganas de algo, a alguien, deseo para la gratificación del cuerpo, los sentidos y la mente. Deseos que como tal, no nos conducen al control de los sentidos y la mente, haciéndonos débiles a cada deseo particular, y que en la modalidad de la pasión “rajas”, buscamos forma de justificar de una manera u otra.
En sattva-guna modalidad de la bondad, las pasiones o deseos inconscientes y conscientes van desapareciendo en gran medida. Vamos comprendiendo que tenemos una responsabilidad primero con nosotros mismos, vamos tomando control de nuestro vivir, y nos hacemos cada vez más conscientes de la causa que está detrás de todo lo visible e invisible, va aumentando nuestra devoción por la causa Suprema, de manera ferviente, de manera tal que todo lo que vamos realizando, lo hacemos con devoción (Bhakti Yoga).
Cuando servimos por devoción a la Gran causa, necesitamos un marco de referencia en el mundo material, de ahí nace el adepto o devoto de los distintos líderes o guías espirituales que hemos tenido; las diversas escuelas filosóficas, religiones, sectas, etc. Cada uno según sus experiencias y afinidades, va encontrando aquella verdad que entiende es adaptiva a su estilo de vida y a sus aspiraciones. La meta ha de ser que podamos ver la gran causa origen de todo expresándose siempre; fuera de juicios y maneras. Siendo en esta etapa, en que el combate individual, a nivel de cuerpo, los sentidos y la mente… terminan.
Un hombre fiel que se consagra al conocimiento trascendental y que subyuga los sentidos, es merecedor de obtener ese conocimiento, y al adquirirlo, encuentra rápidamente la suprema paz espiritual. Bhagavad Gita 4.39.
… “en todas las circunstancias… sé un Yogi”.