6 de septiembre de 2008 y 13 de septiembre de 2008
- Mi salud, mi fortuna y el éxito en todo cuanto emprendo depende completamente de mi estado mental.
- Tendré confianza en mi, en todo cuanto haga, fijaré siempre mi mente en el lado bueno y alegre de las cosas y en todos los acontecimientos de la vida.
- No desconfiaré nunca de mis fuerzas aunque me falten más de una vez; no me descorazonaré nunca; así veré crecer mi fe en la eficiencia de las fuerzas invisibles, pues con su ayuda he de alcanzar la felicidad, la salud y el triunfo.
- Una idea ha de arraigarse en mi mente y es esta: “Yo poseo una fuerza mental siempre creciente y esta fuerza al propio tiempo que fortalece mi espíritu, fortalece también mi cuerpo.”
- Si el obstáculo para llegar a ese estado mental, tranquilo, sereno y confiado es relacionarse con toda clase de personas sin discernimiento. Si visito familias cuyos individuos suelen estar siempre de mal humor, saldré de esa casa inmediatamente. Pues si permanezco mucho tiempo entre ellos me saturaré de malas influencias y saldré de esa casa con algunos de mis poderes alcanzados disminuidos o completamente anulados; sobre todo si siento por ellos una Gran Simpatía. Cada pensamiento simpático que va de mí a ellos representa una parte de mi fuerza perdida.
- Toda enfermedad tiene su verdadero asiento en la mente, por lo tanto, yo puedo por un esfuerzo mental reducir la gravedad y acelerar su curación. Las enfermedades emocionales puedo rechazarlas por completo; puedo dominarlas en lo absoluto observando la reglas de la higiene mental.
- Si me asusto, mi cuerpo pierde fuerza y resistencia, si ciento una fuertes angustias, repercute por todo mi cuerpo la propia emoción, si vivo sin esperanzas, los músculos de mi cuerpo no actúan con la energía de cuando me sentía en alegría y esperanza.