La verdadera seguridad depende del espíritu. Debemos aprender a ver “las necesidades” del espíritu como símbolo de energía. En esto reside la verdad universal que nos pone a todos al mismo nivel.
Cada uno de nosotros debe descubrir a través de sus muchas experiencias vitales si tiene fe en su propósito espiritual, en su existencia, o si teme al viaje de la vida.
Cuando el miedo impregna, nuestro ser, reduce nuestra capacidad de compartir o de ser compasivos o incluso de hacer el más mínimo favor. Inconsciente y a veces conscientemente se nos hace imposible ayudar a otra persona cuando nos sentimos vulnerables. Ej: no podemos ofrecer a alguien dinero para comida si tememos morir de hambre, no podemos demostrarle a otra persona que confiamos en su talento ni podemos apoyar su éxito si consideramos que amenaza el nuestro.
Hasta nuestras interacciones más breves en el fondo, son un reflejo de lo dispuesto o no que estamos a compartir el poder de nuestro cuerpo, el poder de nuestra mente y el poder de nuestro espíritu.
LEY DE AMRA:
“Solo recibimos según la presteza que tenemos para dar.”